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Andrew Mountbatten-Windsor, antes conocido como el príncipe Andrés, ya no es príncipe, ni duque, ni caballero de nada.
Con la última ronda de revocaciones anunciada por el Palacio de Buckingham, el hijo de la difunta reina Isabel II quedó oficialmente despojado de los últimos restos de estatus real que aún conservaba.
El proceso culminó esta semana, cuando se canceló su membresía en la histórica Orden de la Jarretera, fundada en 1348 y considerada la más prestigiosa orden de caballería británica, la notificación oficial no dejó lugar a duda, su nombramiento fue “cancelado, anulado y borrado del Registro”.
Lo mismo ocurrió con su título de Caballero Gran Cruz de la Real Orden Victoriana, otro de sus símbolos de distinción.
Estos anuncios llegan después de que, el 30 de octubre, Buckingham emitiera un comunicado contundente en donde el rey Carlos III había iniciado el procedimiento para retirarle todos sus estilos, títulos y honores.
Desde entonces, Andrés dejó de ser “príncipe” y pasó a ser, simplemente, Andrew Mountbatten-Windsor.
Su escudo de armas ya había sido retirado de la Capilla de San Jorge en Windsor, donde descansa la reina Isabel, pero quedaba pendiente esta última formalidad que, al completarse, lo deja fuera del círculo ceremonial de la realeza.
El ahora plebeyo será desalojado de su residencia real
El mismo comunicado informó que Andrés debía entregar el contrato de arrendamiento de Royal Lodge, la enorme residencia que ocupaba desde hace décadas, y mudarse a un alojamiento privado dentro de la propiedad real de Sandringham, pagado por el propio rey Carlos.
Sin embargo, según The Daily Mail, el desalojo no será inmediato, su salida se postergará hasta después del Año Nuevo.
Su exesposa, Sarah Ferguson, con quien mantiene una peculiar convivencia amistosa en la Royal Lodge, también perderá su título de Duquesa de York. Aun así, allegados aseguran que Fergie “siempre apoyará a Andrew”.
Las princesas Beatriz y Eugenia, hijas de la pareja, conservarán sus títulos.
Aunque el comunicado del palacio evitó mencionar nombres, las medidas llegan en medio de una nueva oleada de presiones por los vínculos de Andrés con Jeffrey Epstein, el delincuente sexual convicto cuyo nombre persigue al exduque desde hace años.
La caída pública del príncipe comenzó en 2019, tras su desastrosa entrevista en Newsnight, donde intentó justificar su relación con Epstein. Más tarde aseguró haber roto con él en 2010, pero correos filtrados de 2011 insinuaron lo contrario.
Las revelaciones más recientes aparecieron en las memorias póstumas de Virginia Giuffre, publicadas en octubre, donde reiteró acusaciones de abuso cuando era adolescente. Andrés ha negado repetidamente todas las acusaciones.
El palacio cerró su comunicado con un mensaje directo, el rey Carlos y la reina Camila expresaron su apoyo y condolencias “a las víctimas y sobrevivientes de cualquier forma de abuso”.
Con información de Excélsior.