En junio, Moscú se llena de blanco, y no es por la nieve
¿Te gusta el mes de junio? A muchos moscovitas no. Es cierto que ya hace más calor, que brilla el sol y se puede dejar la ushanka en casa. Pero hay como una tormenta perenne de pelusas de álamo, que llena la ciudad de blanco. Si estás en Moscú los estornudos serán casi más habituales que los saludos.
¿Por qué hay tantas pelusas en Moscú?
Antes de la Segunda Guerra Mundial no había este problema, porque no se habían plantado abedules en la ciudad. Sin embargo, cuando las autoridades comenzaron a reconstruir la ciudad tras la guerra, así como a realojar a los residentes en apartamentos comunales y a construir edificios de apartamentos en los años 50, no había espacios verdes que dieran a los distritos un aire agradable. La construcción fue masiva y rápida y el problema se tenía que resolver rápidamente. Así que los expertos en arbolado sugirieron que se plantaran álamos balsámicos, de rápido crecimiento.
Son nativos de Norteamérica, pero se adaptan bien al clima ruso, ya que pueden crecer cuando hace frío y los cuidados que necesitan son mínimos. Hay tanto árboles macho como hembra, y son estas las únicas que producen la pelusa. Por eso los expertos recomendaron plantar solo machos, pero no siempre se hizo así debido a las prisas del momento. Además, no había suficientes especialistas como para ir a los edificios residenciales y muchos de los árboles los plantaron los propios residentes.
Según otra versión, algunos de los árboles macho cambiaron su sexo debido a la poda de sus copas. Incluso hoy en día se podan dos veces al año. Cuando llega el buen tiempo a la capital, alrededor de 300.000 abedules que hay (la mitad de ellos hembra) comienzan a florecer y a esparcir sus semillas.